Tuve la suerte de encontrarme esta chaquetilla de Nancy el día del padre, tirada en el suelo, junto a los contenedores donde alguien había dejado un montón de cosas que no quería en casa. Estaba arrugadito pero al ver las rayas lo reconocí, lo cogí con un kleenex y mucho asco y lo metí en una bolsa de plástico que suelo llevar en el bolso. En casa lo metí directamente en remojo en agua fría y detergente pero, como mucha ropita de la época destiñe así que se han corrido un poco los colores. También tiene algún que otro agujerillo pero en cuanto se lo pones a una muñeca no te das cuenta de nada, solo de que le sienta de fábula.
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