A finales de junio quedé con un par de amigas del mundo muñequil para dar una vuelta por el rastro.
(Ay, Rocío, te has pasado un poquito con los filtros de la cámara... ni media arruga se nos ve, Vaya cutis aterciopelado y qué aura más limpia)
Nos lo recorrimos todito entero bajo un solete de justicia y se nos echó encima la hora de comer.
Tanto andar abre el apetito a espuertas. Para solucionarlo dimos buena cuenta de un señor plato de huevos con jamón.
Rocío no encontró nada de su gusto y se fue de vacío. Paloma se hizo con un bebecito...